La Guerra de Reforma en México, también conocida como la Guerra de los Tres Años, tuvo lugar entre 1857 y 1861 y fue un conflicto armado que surgió como consecuencia de las tensiones políticas y sociales generadas por las reformas liberales impulsadas durante el gobierno del presidente Benito Juárez.
Antes de pasar al cuadro sinóptico de la Guerra de Reforma, repasemos sus características.
Características de la Guerra de Reforma
En el contexto de la Guerra de Reforma, las principales fuerzas en conflicto fueron los liberales, liderados por Juárez, y los conservadores, encabezados por Félix Zuloaga.
Los liberales buscaban implementar reformas políticas y sociales, como la separación Iglesia-Estado y la abolición de los fueros eclesiásticos y militares, mientras que los conservadores se oponían a estos cambios, defendiendo la influencia de la Iglesia y los privilegios de ciertos sectores.
El conflicto armado se desencadenó en gran parte debido a la promulgación de la Constitución de 1857, que reflejaba los principios liberales y generó resistencia por parte de los conservadores. La lucha armada comenzó con la declaración del Plan de Tacubaya en 1857, liderado por Zuloaga, quien desconoció la Constitución y buscó restaurar un gobierno conservador.
A lo largo de la guerra, el país experimentó una serie de batallas y enfrentamientos, destacando la toma de la Ciudad de México por los conservadores en 1858. Sin embargo, los liberales lograron resistir y mantenerse en pie, consolidando su posición con el apoyo de fuerzas progresistas y de sectores populares.
La intervención extranjera también marcó la Guerra de Reforma, con la invasión francesa en 1862. Este conflicto llevó a la ocupación de México por parte de las fuerzas francesas y la imposición del Segundo Imperio Mexicano, encabezado por el emperador Maximiliano I. No obstante, la resistencia persistente de los liberales y la presión internacional llevaron a la retirada de las fuerzas francesas en 1867 y al restablecimiento de la República bajo el liderazgo de Juárez.
La Guerra de Reforma fue un episodio crucial en la historia de México, ya que consolidó la victoria de los liberales y sentó las bases para la consolidación de un Estado laico y moderno. A pesar de los desafíos, la República logró prevalecer sobre las fuerzas conservadoras y extranjeras, marcando un hito en la construcción de la identidad política y social de México.